La jornada empresarial Retos y oportunidades de la banca de elEconomista contó con un broche de oro con la intervención de clausura del presidente de Asociación Española de Banca (AEB), José María Roldán. Durante su ponencia, el ejecutivo hizo referencia a los importantes retos que tiene por delante el sector en su salto digital, pero adelantó que los bancos no serán derrotados o fagocitados por la irrupción de nuevos competidores.
«Dudo mucho de que vaya a existir un Google Bank o un Amazon Bank, porque somos el sector más regulado. Me gustaría ver cómo reaccionarían estas tecnológicas si llegara un inspector», bromeó durante su discurso.
Para Roldán, de hecho, las entidades financieras tradicionales pueden convertirse, más bien, en grandes aliados para las tecnológicas que lleguen al sector. «Nuestro papel es de colaborador con otras fintech», apostilló. «Somos capaces de proporcionarles clientes y de ofrecerles una alianza», adelantó.
El presidente de la Asociación Española de Banca también hizo referencia al intenso momento de inestabilidad política que vive el mundo. «Dentro de la geopolítica están emergiendo movimientos negativos, como el populismo, el antieuropeísmo y la xenofobia. En España nos podemos sentir orgullosos porque no existe ninguna corriente política que apoye lo último», afirmó.
José María Roldán también se refirió al atípico papel de Estados Unidos en la política internacional, que ha virado hacia el proteccionismo. «Es sorprendente que lo lidere EEUU, cuando fue el impulsor de la globalización», reflexionó durante su intervención.
Otra revolución industrial
Respecto al momento transformacional que vive el sector financiero y otras industrias, Roldán lo calificó como de «nueva revolución industrial». En este sentido, insistió en que el cambio, que ha obligado a las empresas de servicios financieros a dar el salto digital, se ha producido por la demanda del cliente. «Ahora son ellos los que nos piden cambiar y los que nos dicen que prefiere utilizar el móvil para operar que la oficina», señaló. Evidentemente, este salto está abriendo también nuevos retos, que el ejecutivo resumió en cuatro desafíos: la competencia, un ajuste de la regulación, la ciberseguridad y la educación de los trabajadores y de los usuarios.
Para el presidente de la AEB, el entorno normativo es una cuestión clave y demandó una regulación «igual para quienes asuman los mismos riesgos», insistió. El sector lleva tiempo denunciando que el exceso de regulación limita su competencia frente a las fintech, que están expuestas a normativas mucho más laxas e insisten a los reguladores en que es necesario que las reglas de juego sean las mismas cuando se ofrezcan los mismos productos.
Específicamente, Roldán hizo referencia a la utilización de los datos y reclamó el mismo trato para la banca que para otros actores. «Si nosotros tenemos que dar la información de nuestros clientes, también queremos poder disponer de esa misma información de otras entidades», insistió.
Asimismo, anticipó que la ciberseguridad iba a ser un tema clave de cara al futuro, porque se convertirá en una variable crítica en la confianza de los clientes sobre el sistema financiero y adelantó que este salto podría suponer incluso que se impusiera un sistema de medición de esa credibilidad y de los niveles de seguridad. Roldán, así, adelantó que en el futuro se crearán «ratings de ciberseguridad», que ayudarán a los clientes a discriminar entre entidades. «Esta clasificación va a influir en la competencia», aseveró. En este sentido, el presidente de la AEB defendió que los usuarios de banca confían en la seguridad operativa, aunque en algunos momentos puedan dudar de su entidad- en un guiño entre la distancia que se impuso durante la crisis entre la ciudadanía y el sector-. Esta confianza es clave para que el sector pueda crecer, ya que si falta, se reduce el ahorro.
Relación a largo plazo
El presidente de la AEB también diferenció la relación que se ha establecido históricamente entre la banca y sus usuarios frente a las relaciones comerciales en el mundo únicamente digital. Así, José María Roldán insistió en que el negocio bancario se asienta sobre las relaciones a largo plazo, mientras que en el caso de las empresas de tecnología existe una elevada tasa de «infidelidad». «La pregunta del millón es cómo lograremos poner en valor esta ventaja», afirmó. Como ejemplo de la elevada tasa de cambio en el sector, Roldán se refirió al mercado de los móviles: «Un cliente es capaz de dejar de lado un producto cuando sale otro nuevo de la competencia», explicó.
No obstante, para el presidente de la AEB, la tecnología es un gran ejemplo de que, bien aplicada, puede reducir la brecha financiera. Concretamente, el ejecutivo hizo referencia a África, donde, gracias a la banca móvil, mucha población puede contar con acceso a servicios financieros de los que no podría disponer en el caso de que no existiera esta herramienta.
Por otra parte, insistió en que la banca y los sectores públicos cuentan con un importante hándicap a la hora de captar talento en el mundo digital por las limitaciones de los sueldos e instó a que se produjera un debate sobre las políticas de remuneraciones. «Ahora mismo no se necesitan expertos sobre riesgos crediticios, sino tecnológicos y captarlos es caro». Para José María Roldán esa situación provoca que el capital humano verdaderamente innovador se encuentre fuera de los supervisores, una situación que se debería paliar.