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Dropbox y Spotify ponen de moda las salidas a Bolsa confidenciales


    La SEC, el organismo regulador de los mercados de Estados Unidos, amplía las reglas para que las empresas puedan presentar la documentación de manera secreta antes de lanzar la OPV.

    El proceso de conversión de una compañía privada a una empresa cotizada supone un trabajo tedioso. Especialmente, bajo la potente lupa del regulador de los mercados de Estados Unidos, la poderosa Securities Exchange Commission (SEC).

    Meses antes siquiera de tomar una decisión definitiva sobre la salida a Bolsa o de contar con una fecha aproximada para el lanzamiento, las empresas que quieran empezar a cotizar se ven obligadas a enviar una montaña de papeles a la SEC que inmediatamente se hacen públicos. La documentación incluye datos financieros, perspectivas de negocio, riesgos en el horizonte, sueldos de los directivos y cualquier otra información que los accionistas tienen derecho a conocer.

    Se trata de un paso obligado en aras de la necesaria transparencia, pero supone también un freno a los planes de muchas compañías, que temen quedar expuestas trasladando tanta información si, finalmente, deciden no salir a Bolsa. Eso, sin contar la enormidad de requisitos legales que se ven obligadas a cumplir.

    Menos de 1.000 millones

    La SEC trató de flexibilizar las exigencias y, en 2012, permitió que todas las empresas que facturaran menos de 1.000 millones de dólares (800 millones de euros) al año tuvieran el derecho de acogerse a lo que denominó como OPV confidencial. Esto significa que la documentación que se envía al regulador no se hace pública hasta unos días antes de la fecha oficial de salida a Bolsa. Si la empresa da marcha atrás a sus planes por la escasa demanda o la volatilidad de los mercados, o si la SEC no aprueba la operación, los papeles nunca ven la luz.

    Desde que se puso en marcha, 126 empresas se han acogido a esta fórmula. Ahora, el regulador ha decidido extender la opción de la salida a Bolsa secreta a cualquier tipo de compañía, en un intento de estimular un mercado que crece, pero que está lejos de alcanzar las cifras previas a la Gran Recesión.

    Aunque con riesgos relativos al posible uso de información privilegiada, se espera que la táctica emprendida por el presidente de la SEC desde el año pasado, Jay Clayton, tenga resultados inmediatos. De momento, tecnológicas como Spotify (de música en streaming) y Dropbox (de almacenamiento en la nube de fotografías, vídeos y documentos) han empezado ya a preparar sus salidas a Bolsa bajo el método confidencial.

    Spotify entregó la documentación a la SEC a finales de diciembre con la pretensión de empezar a cotizar en la Bolsa de Nueva York (NYSE) en la primera mitad de 2018. La tecnológica, valorada en casi 20.000 millones de dólares, se ha acogido a la fórmula denominada direct listing para empezar a cotizar.

    Se trata también de un sistema novedoso con el que NYSE busca atraer a nuevas compañías frente al Nasdaq, el destino más habitual para las empresas del sector tecnológico. Bajo esta fórmula, Spotify no vendería títulos, ni ingresaría dinero como en las OPV tradicionales, sino que permitirá a los accionistas comercializar sus títulos directamente en Bolsa, con más agilidad, y con el consiguiente ahorro para Spotify de los costes asociados a una salida a Bolsa. Hasta ahora, el direct
    listing solo se había utilizado en el caso de pequeños emisores y firmas de inversión inmobiliaria.

    Por su parte, Dropbox ha contratado a Goldman Sachs y JPMorgan para coordinar su OPV, que también es confidencial. La compañía, valorada en unos 10.000 millones de dólares, factura más de 1.000 millones, por lo que es una de las primeras en acogerse a la flexibilidad de la SEC.

    Crecimiento contenido

    Las operaciones de salida a Bolsa en Estados Unidos crecieron considerablemente en 2017 respecto al ejercicio anterior. Según datos de Dealogic, se contabilizaron 189 operaciones valoradas en 49.394 millones de dólares, casi el doble que los 24.260 millones de 2016.

    Los datos, sin embargo, están lejos de lo que se espera de un mercado bursátil en máximos y que lleva nueve años consecutivos subiendo. En 2014, por ejemplo, cuando la recuperación económica aún no era contundente, se registraron 292 salidas a Bolsa valoradas en casi 95.900 millones de dólares.

    La cifra recordaba a los tiempos previos al estallido de la burbuja puntocom, en 1999 y 2000, cuando se registraron más de 1.000 OPVs valoradas por encima de los 200.000 millones.