Por Ainhoa Sanjuán, gerente en el departamento de Advisory Services de Winterman
El riesgo nunca se elimina; se minimiza y se controla. Una sola persona puede comprometer la reputación, la estrategia y los objetivos corporativos de una empresa. Sin embargo, si la empresa se compromete con la autorregulación del cumplimiento normativo, las actitudes fraudulentas se pueden prevenir, detectar y mitigar. Las políticas de compliance evitan que la empresa deba asumir responsabilidades por acciones que comporten corrupción y delitos por parte de alguno de sus directivos o empleados.
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