Miguel ha sido sentenciado a cuatro años de cárcel por haberse amputado y, con engaño, cobrar cientos de miles de euros de compañías aseguradoras.
Ocurrió al inicio de la crisis. “Tenía deudas de entre 250.000 y 750.000 euros”, afirma la agencia de detectives que descubrió la farsa. ‘Crónica’ encuentra al condenado en su pueblo. Sólo dice frases delirantes.
La mano derecha de Miguel Blázquez Palacios se quema dentro de un Renault R-19. Él está a un lado de la vía, con un torniquete que impide que se desangre, fumando. Da caladas, apoyado en el terraplén, con la única mano que le queda. Un coche en llamas, un hombre sangrando. Fumando entre hierbas y árboles. Son las 7.50 de la mañana. Como en cámara lenta, llega un policía local de Nules (Castellón), otros agentes del pueblo cercano de Moncofar, asistencia médica, después bomberos, Guardia Civil… Ninguno de los que le auxilian saben que Miguel había firmado distintos seguros que, ante una discapacidad grave, le reportarían millones de euros. Se preocupan por atenderle, por intentar salvarle la vida. Hay versiones que señalan que incluso se lleva el miembro abrasado ante la mirada del mismísimo Cavadas, el cirujano capaz de las más portentosas hazañas médicas. Nada. Miguel queda manco irremediablemente. «Desde entonces desapareció su alegría», cuenta un vecino. «Tenía ojos alegres, vivos. Ya no».